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Noticias

Noticias hídricas 08 de enero

15 de enero de 2024

Aquí dejamos un resumen de nuestra selección de las noticias más relevantes de la semana pasada sobre el agua en Chile y el mundo.

El fenómeno de La Niña regresa a Chile: qué meses y de qué forma se verá afectado el clima

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De acuerdo a la discusión diagnóstica emitida este jueves 11 de enero 2024 por la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA), la actual fase cálida del fenómeno El Niño Oscilación Sur (ENOS), es decir la fase El Niño, se debilitará paulatinamente durante los próximos meses. Posteriormente pasaremos a un ENOS neutral, principalmente durante el otoño 2024 del hemisferio sur.

"Es típico que El Niño alcance su punto máximo en diciembre o principios de enero, pero a pesar de ello sus impactos en Estados Unidos podrían durar hasta abril", menciona NOAA en su discusión diagnóstica. Agrega que "en resumen se espera que El Niño continúe durante las próximas temporadas con un ENOS neutral favorecido durante abril, mayo y junio 2024".

Pero esto no queda ahí, ya que poco a poco han ido incrementando las probabilidades de que nuevamente se presente La Niña. Esta situación ocurriría posterior a los meses que se manifieste el ENOS neutral.

¿Qué es el fenómeno de La Niña y cuáles son sus consecuencias?

Cuando hay condiciones normales en el Océano Pacífico, el viento se dirige desde el este hacia el oeste. Dicha situación genera que el agua tibia de América del Sur se desplace hacia el continente asiático. Pero cuando El Niño y La Niña irrumpen en estas condiciones normales sus consecuencias influyen en la propagación de incendios forestales, los ecosistemas y la economía mundial.

Bajo las condiciones de La Niña los vientos que se dirigen hacia el oeste son más intensos llevando más cantidad de agua tibia a Asia. En la costa sudamericana del Océano Pacífico se produce un enfriamiento del agua de mar, alterando una de las variables que se consideran para declarar en qué fase del ENOS nos encontramos: la temperatura superficial del mar (TSM). La Niña también influye en los montos de agua caída y en la temperatura del aire, cualidades que la han llevado a ser la responsable de la Megasequía que se extendió por 14 años en nuestro país.

¿Cuándo podría llegar La Niña a Chile? Hasta el momento la probabilidad más alta -superior al 60 %- de que se presenten condiciones oceánicas y atmosféricas relacionadas a la fase fría, es decir La Niña, se pronostican para el trimestre agosto, septiembre y octubre 2024. Si se cumple esta proyección climática veríamos varios efectos meteorológicos a lo largo de Chile justo entre el invierno y la primavera.

Respecto a la precipitación nuestro modelo de referencia proyecta que los montos de agua caída se presentarían bajo los valores climatológicos normales a partir de julio 2024, principalmente desde la Región de Valparaíso hasta la Región del Biobío, lo que hará disminuir los niveles de agua en los embalses.

De extenderse hasta fines de 2024, La Niña provocará que las temperaturas máximas se hagan presentes con alzas significativas entre los meses de primavera y verano 2025. Como consecuencia de ello los incendios forestales tienden a propagarse fácilmente debido a que el viento de componente este predomina con condiciones cálidas y secas en las zonas centro y sur del país.

Fuente: Meteored.cl

Río Maipo registra uno de los caudales más grandes de últimas décadas

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Sorpresa ha causado en vecinos de Melipilla el nivel del río Maipo a la altura del Puente Ingeniero Marambio. Según señalan algunos residentes antiguos del sector, el curso de agua no se veía así, con tanta agua, desde hace más de una década. 'Hace 20 años que no tenía tanta agua', aseguró el locatario de un pequeño almacén de la zona ubicado al borde del río.

El río Maipo, que cuenta con una extensión total de 250 kilómetros, fluye en la Región Metropolitana y luego en la Región de Valparaíso, hasta desembocar en el océano Pacífico al sur de San Antonio. La cuenca del río drena unos 15.380 km² y su caudal promedio es de 92,3 m³/s.

Si bien, históricamente, sus aguas han provenido de precipitaciones invernales, así como también de deshielos desde la Cordillera de los Andes, durante más de una década se ha visto afectado por los consecuencias de la megasequía, al igual que muchos otros cursos de agua en el país como la laguna Aculeo o los lagos Rapel y Peñuelas.

Tal como revelaba a Qué Pasa el climatólogo de la Universidad de Santiago, Raúl Cordero, estadísticamente hablando, la megasequía llegó a su fin, pese a que aún somos testigos presenciales de sus secuelas, y lo seremos por un tiempo más.

Sin embargo, poco a poco comienzan a verse señales que dan cuenta de esto, y la recuperación de un río, es una muestra clara de aquello, como ocurre en este caso con el río Maipo.

Si bien el pensamiento de los vecinos de Melipilla no es exacto, tiene algo de razón. Cordero señala que al comparar el actual caudal del río Maipo con el año pasado que fue seco, si bien era un tanto obvio que sería mejor, los caudales esta temporada están en valores cercanos a los que eran considerados típicos hace algunas décadas.

'Con seguridad, se trata de uno de los mayores registros desde 2008, es decir, desde que comenzó la larga e intensa sequía (hace 15 años). Los valores de diciembre de 2023 en el Maipo son comparables con los de diciembre de 2016, año en el que también se registró el fenómeno de El Niño (ver estadística a continuación)', establece.

Desde la Junta de Vigilancia del río Maipo (Primera sección) indican que de acuerdo con los cálculos hechos por la organización, el río Maipo- a la altura de La Obra (San José de Maipo)- cuenta con una mayor disponibilidad de agua desde los últimos meses de 2023 y primeros días de enero 2024.

Se contabiliza un aumento por sobre 90% respecto de los mismos meses de la temporada pasada, con 151,5 y 127,8 m3/s respectivamente. En tanto, anticipan que febrero y marzo contarán con 107,4 y 76 m3/s (promedios mensuales). -2008: 284.968 -2009: 200.903 -2010: 99.4613 -2011: 97.2355 -2012: 134.852 -2013: 137.323 -2014: 96.1677 -2015: sin registro -2016: 170.677 -2017: 138.968 -2018: 109.039 -2019: 64.8452 -2020: 81.6452 -2021: 72.2161 -2022: sin registro -2023: 151,5

Si bien las cifras anteriores corresponden a promedios mensuales, durante algunos momento del día se producen peaks del caudal, alcanzando números superiores. Por ejemplo, durante la mañana de este martes, a las 8 am, se registraron 234,84 m3/s, número que durante el día naturalmente va cambiando.

Otro factor que influye directamente en el nivel del caudal del río es la situación del embalse El Yeso. Justamente, este sábado alcanzó su máximo volumen, por lo que todo el excedente baja por el río.

'Este año, además de otros cursos de agua de la zona central, el Maipo se ha beneficiado de las precipitaciones nivales que se registraron en la primavera de 2023, las que probablemente estuvieron influidas por el fenómeno de El Niño', añade Cordero.

Considerando que se espera que El Niño remita en los próximos meses, es probable que los caudales del Maipo retomen en las próximas temporadas la tendencia que se observa desde hace varias décadas. 'En términos promedio, este río ha perdido casi un 50% de caudal en los últimos cuatro décadas, reflejando caídas similares en la cobertura nival de Los Andes centrales durante la primavera', adiciona el climatólogo.

El año pasado (2023), además de significar el fin estadístico de la megasequía, trajo consigo una serie de récords asociados a precipitaciones. El fenómeno de El Niño hizo lo suyo. Por ejemplo, el invierno fue el más lluvioso en casi dos décadas, fecha que justamente coincide con la recuperación inicial del río Maipo.

Además, se ubicó entre los cinco con más agua caída del siglo en Santiago. Y no solo eso, ya que también se registraron cifras inéditas en septiembre, octubre y noviembre.

Puntualmente en el río Maipo, durante 2023 se desarrollaron una serie de eventos, que ya daban cuenta de la recuperación de su afectado caudal. Por ejemplo, el Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (Cigiden) presentó un informe sobre las inundaciones del 21 al 26 junio en las cuencas del Río Mataquito, Río Maule y Río Maipo, evento hidrometeorológico que afectó la zona centro-sur de Chile en ese entonces.

Según el documento, tras el sistema frontal hubo cuencas que presentaron un aumento significativo de la escorrentía (caudal de agua corriendo por el río), producto de las precipitaciones ocurrida en zonas precordilleranas, las que además fueron con altas temperaturas.

Jorge Gironás, investigador principal de Cigiden y director del Departamento Ingeniería Hidráulica y Ambiental UC, indicaba anteriormente que el impacto de la sequía fue doble. 'Está el impacto de la sequía como tal, y el cultural, de hacerte creer que nunca más va a llover, lo que magnifica el impacto de una crecida como la que tuvimos. Es distinto una crecida en un cauce donde se ha respetado la zona de inundación, perdiendo una cancha de fútbol o zona recreativa, que el mismo fenómeno, donde se pueden perder casas y vidas humanas'.

El estudio realizó un análisis en profundidad de dos zonas del río Maipo. Por un lado, la desembocadura (San Antonio y Santo Domingo), y por otro, la cuenca alta del río Maipo (sector del Cajón del Maipo), con el objetivo de identificar los principales cambios provocados por el evento de junio de 2023, los impactos en la población y los principales requerimientos científicos por parte de autoridades locales y regionales frente a la amenaza de crecidas.

Fuente: La Tercera

U. de Chile investiga estrategias de pronóstico de caudal para mejorar la gestión del agua en cuencas de montaña

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¿Se puede predecir cuánta agua pasará por nuestros ríos durante los próximos meses? ¿Con cuánta anticipación podemos entregar pronósticos certeros para orientar la toma de decisiones que permitan un desarrollo sustentable? Un equipo de investigadores del Departamento de Ingeniería Civil (DIC) y del Centro Avanzado de Tecnología para la Minería (AMTC), ambas de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM) de la Universidad de Chile, abordó estas interrogantes, para las cuales la disponibilidad de mediciones, la configuración de modelos numéricos y las características de las cuencas son factores clave.

Para estimar el caudal –volumen de agua que pasa una sección de un río en un tiempo determinado–, el apoyo en modelos numéricos que simulan el ciclo del agua (es decir, modelos hidrológicos) es clave, pues gracias a una serie de variables de entrada, como la precipitación y temperatura, entre otros parámetros, se resuelven balances de agua y/o energía que permiten caracterizar procesos hidrológicos. Dentro del espectro de posibles aplicaciones, los modelos hidrológicos permiten predecir, en base a supuestos sobre la evolución de las variables meteorológicas, la disponibilidad de agua para las horas, días e incluso meses futuros, lo que se conoce como pronóstico hidrológico.

En un artículo publicado en la revista Hydrology and Earth System Sciences (HESS), los investigadores de la Universidad de Chile presentaron una serie de experimentos de modelamiento numérico en 22 cuencas de Chile Central, en los cuales se generaron y evaluaron pronósticos de caudales de deshielo, entre septiembre y marzo, con un período de anticipación de hasta cuatro meses. En su trabajo, los científicos exploraron distintas estrategias para seleccionar parámetros de modelos hidrológicos, y cómo estas impactan en la cantidad de agua almacenada en las cuencas al momento de emitir el pronóstico y, por lo tanto, la calidad de los pronósticos hidrológicos.

“Para generar pronósticos de caudal es necesario combinar dos fuentes de predictibilidad: la hidrológica, que permite estimar cuánta agua almacenada hay en una cuenca dada, y la climática, que tiene relación con condiciones climáticas precedentes y futuras”, explica el ingeniero civil Diego Araya (AMTC), uno de los autores del estudio. “La condición inicial es fundamental para generar pronósticos certeros y es ahí donde entran al juego los modelos hidrológicos y la forma en que los configuramos”, agrega.

El estudio, de esta forma, contribuye con estrategias rigurosas para estimar parámetros orientados no solo a la generación de simulaciones realistas, sino que también para la producción de pronósticos certeros. Además, “los resultados entregan luces sobre las características de aquellas cuencas de montaña en que las condiciones iniciales adquieren mayor relevancia para la calidad de pronósticos de volúmenes de deshielo. Por ejemplo, sabemos que dicha importancia es mayor en cuencas de respuesta lenta, con una fracción importante de la precipitación cayendo en forma de nieve, donde el caudal medio anual puede variar fuertemente año a año, y donde la contribución de flujos subterráneos al caudal es importante”, advierte el hidrólogo Pablo Mendoza, académico del Departamento de Ingeniería Civil de la FCFM y director de la investigación.

Asimismo, añade que “estas conclusiones no solo van en línea con hallazgos similares en cuencas montañosas de Europa y Estados Unidos, sino que además advierten la necesidad de mayor rigor en la implementación de modelos numéricos con fines de pronóstico”.

“Si bien el trabajo entrega oportunidades e ideas para seguir avanzando en la generación y mejora de pronósticos de deshielo, quedan espacios de mejora para vincular la información generada con la toma de decisiones que apunten a una gestión estratégica de los recursos hídricos en Chile”, señala Eduardo Muñoz-Castro, hidrólogo y coautor del estudio.

El equipo de investigación estuvo conformado por Diego Araya (DIC/AMTC); Pablo Mendoza (DIC/AMTC); Eduardo Muñoz-Castro (DIC), quien está actualmente en el Instituto de Investigación de Nieve y Avalanchas - SLF, Davos, Suiza; y James McPhee (DIC).

Fuente: Uchile.cl

Crece preocupación por impacto de la sequía en Canal de Panamá y sus efectos para Chile

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El Canal de Panamá, uno de los puntos más relevantes para el comercio marítimo global, vive desde la primera mitad del año pasado los graves efectos de la escasez de agua por la sequía. Esto ha generado una gran congestión de naves que deben esperar mucho más tiempo que el normal para transitar por ese lugar.

Esta situación también impacta sobre Chile, en cuanto a demoras en el traslado de las cargas y también en mayores costos, admiten expertos. Nuestro país es el cuarto mayor usuario de ese paso, según datos de 2022 del propio Canal de Panamá. Solo lo superan EE.UU., China y Japón.

Una nueva preocupación surgió en el sector el miércoles, cuando la naviera danesa Maersk, una de las más grandes del mundo, informó que debido a la situación actual de escasez de agua en el Canal de Panamá, realizó cambios en un servicio. Esto debido a que la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) ha realizado reducciones en la cantidad y peso de las embarcaciones que pueden pasar por el canal.

Maersk explicó que para garantizar que su carga continúe moviéndose con los menores retrasos posibles, “estamos modificando nuestro servicio OC1, que opera entre Oceanía y América”. Detalló que los buques que antes utilizaban el Canal de Panamá ahora lo omitirán y utilizarán un “puente terrestre” que usa el ferrocarril para transportar carga a través de los 80 kilómetros de Panamá, hacia el otro lado.

Fuentes de la naviera precisaron a “El Mercurio” que esta situación solo impacta en el servicio entre Oceanía y Norteamérica (aunque también involucra a Cartagena, Colombia), de dos tránsitos semanales, mientras que todos los otros siguen pasando por el canal.

El presidente de la Cámara Marítima y Portuaria de Chile (Camport), Daniel Fernández, señaló que ese cambio de Maersk no afecta a Chile. Compartió que esto es una contingencia habitual, la que hoy por el problema de agua en el canal se ha visto más acentuada, pero solo impacta los tiempos.

Tomás Schulze, business development executive de KLog.co, compañía tecnológica para el transporte internacional de carga en Latinoamérica, explicó que “el puente ferroviario” que anunció Maersk existe hace muchos años y las navieras lo utilizan por temas estratégicos de movimiento de contenedores, cruzando carga desde el Pacífico al Atlántico y viceversa.

Schulze indicó que actualmente el Canal de Panamá está registrando demoras de 15 a 20 días en el paso de los barcos, que se comparan con los tres días que tardaba el proceso anteriormente. Además de la tardanza en el flujo de la carga, esto genera mayores costos que las navieras están traspasando a sus clientes, añadió.

Sergio Delaney, corporate commercial manager liner de Ian Taylor —firma de soluciones logísticas— sostuvo que “la problemática del Canal de Panamá indudablemente afecta al comercio internacional y los atrasos por congestión o las alternativas que puedan tomar las navieras están asociadas a costos extras y que, seguramente, afectarán a los consumidores”. Agregó que considerando que Chile está dentro de los cinco principales usuarios del canal “es claro que habrá un impacto, más aún si consideramos que más del 82% del comercio exterior de Chile se realiza por vía marítima”.

Mar Rojo Al estrés que genera la situación del Canal de Panamá sobre el comercio mundial, se añade la inseguridad en la zona del Mar Rojo, tras ataques a buques. Ante esto las navieras han desviado sus rutas.

Tomás Schulze precisó que si bien gran parte de la importaciones de Chile proviene de China y transita por el Pacífico, la situación en el Mar Rojo puede retrasar la rotación de naves y contenedores a nivel global, por el mayor tiempo de traslado de los barcos que modifican sus trayectos.

Fuente: El Mercurio

NOTICIAS INTERNACIONALES

Global: La ONU afirma que la sequía afecta a una cuarta parte de la humanidad

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Los olivares se han marchitado en Túnez.

La Amazonia brasileña se enfrenta a su estación más seca en un siglo.

Los campos de trigo han sido diezmados en Siria e Irak, empujando a millones de personas al hambre tras años de conflicto.

El Canal de Panamá, una arteria vital para el comercio, no tiene suficiente agua, lo que significa que pueden pasar menos barcos.

Y el temor a la sequía ha llevado a India, el mayor exportador de arroz del mundo, a restringir la exportación de la mayoría de las variedades de arroz.

Naciones Unidas calcula que 1.840 millones de personas en todo el mundo, o casi una cuarta parte de la humanidad, vivían bajo la sequía en 2022 y 2023, la gran mayoría en países de ingresos bajos y medios.

"Las sequías operan en silencio, a menudo pasan desapercibidas y no provocan una respuesta pública y política inmediata", escribió Ibrahim Thiaw, jefe de la agencia de la ONU que emitió las estimaciones a finales del año pasado, en su prólogo al informe.

Combinación Las numerosas sequías registradas en todo el mundo se producen en un momento en que las temperaturas mundiales alcanzan máximos históricos y la inflación de los precios de los alimentos aumenta, mientras la invasión rusa de Ucrania, que afecta a dos países que son importantes productores de trigo, ha perturbado las cadenas mundiales de suministro de alimentos, castigando a las personas más pobres del mundo.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, en 2023 el precio del arroz, cereal básico para la mayoría mundial, alcanzó su nivel más alto desde la crisis financiera mundial de 2008.

Algunas de las actuales condiciones anormalmente secas y calurosas se ven agravadas por la quema de combustibles fósiles causantes del cambio climático.

En Siria e Irak, por ejemplo, la sequía de tres años habría sido muy improbable sin las presiones del cambio climático, según concluyeron recientemente los científicos.

La llegada el año pasado de El Niño, un fenómeno meteorológico natural y cíclico caracterizado por temperaturas más cálidas de lo normal en algunas zonas del océano Pacífico, también ha contribuido muy probablemente.

Los recuerdos del último El Niño, entre 2014 y 2016, están frescos.

En aquella ocasión, el sudeste asiático fue testigo de un fuerte descenso de las cosechas de arroz, que empujó a millones de personas a la inseguridad alimentaria.

Fuente: Elclarin.com

Argentina: Cuál es el impacto económico del cambio climático

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Mucho se ha hablado en Argentina durante el 2023 de los impactos económicos del cambio climático, concretamente con la sequía que afectó a distintos sectores del agro y que produjo pérdidas económicas en el orden de los US$20.000 millones para el país, sin tener en cuenta el arrastre en otros rubros asociados a la exportación, transporte y elaboración de dicha cosecha.

Un saldo negativo que promediado entre todos los argentinos significaría una pérdida anual de unos US$425 por persona. Enorme cifra en su equivalente en pesos, que de todas maneras se ubica por debajo de otros desastres climáticos del último año en distintos lugares del mundo.

La organización benéfica Christian Aid mesuró el impacto de incendios forestales e inundaciones devastadoras en distintos puntos del globo durante el 2023, y confeccionó un ranking que encabeza Hawái, con un costo negativo per cápita de US$4.161, fruto de los incendios que azotaron al archipiélago estadounidense del Pacífico.

En segundo lugar se ubicaron las fuertes tormentas en Guam, con pérdidas promedio de US$1.455 dólares por habitante. Y más al sur también en el Pacífico, los temporales en Vanuatu, con un saldo en rojo de US$947. En la vecina Nueva Zelanda, las tormentas tuvieron un impacto negativo de US$468 per cápita, y las consiguientes inundaciones sumaron pérdidas por otros US$371 por habitante. Italia, con saldos en rojo de US$164 por habitante a raíz de las inundaciones, es el país europeo más afectado, seguido por España, que en contraste acusa pérdidas de US$50 por cada ciudadano, a raíz de la sequía.

En Sudamérica, Chile se vio afectado por incendios tanto como por inundaciones que significaron un déficit de US$39 dólares y US$30 respectivamente. Mientras que Perú tuvo pérdidas de US$20 per cápita por las tormentas y otros US$9 por las inundaciones.

Y en este mapamundi de balances en crisis, las potencias como Estados Unidos y China tampoco pudieron evitar el impacto climático, aunque claro, prorrateado en un mayor número de habitantes, los saldos negativos se redujeron a US$31 per cápita en el caso norteamericano, y a US$23 per cápita en tierra oriental a causa de las inundaciones.

Fuente: Noticias.perfil.com

Global: Más allá de la falta de lluvia, cuáles son las verdaderas señales de la sequía

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La sequía es una grave amenaza ambiental en todo el mundo con impactos duraderos en la sociedad, el medio ambiente y la economía.

Se espera que el cambio climático aumente su gravedad, intensidad, frecuencia y duración de las sequías, provocando cambios inesperados en los ecosistemas naturales y reduciendo los recursos hídricos.

La gestión de cuencas hidrográficas será más desafiante en el futuro. Ahora, una nueva investigación contradice una creencia común, y destaca que la falta de precipitaciones no es el único indicador de sequía.

El estudio, publicado en el Journal of Hydrology, introduce un nuevo enfoque para comprender y medir los períodos secos. El reciente análisis se centra en dos factores cruciales: el nivel total del agua y el flujo base en los arroyos.

El primero, a menudo analizado por los investigadores como indicador clave, está influenciado tanto por el deshielo como por las precipitaciones. El flujo base, que se examina con menos frecuencia debido a desafíos de medición anteriores, representa el segmento del tránsito que se origina en el agua subterránea.

Dado que el flujo base es parte integral de la gestión del agua y los servicios ecosistémicos debido a su fuerte conexión con el líquido subterráneo, un equipo de la Universidad de California (UC) Riverside inició un examen más detenido de este aspecto que frecuentemente se pasa por alto. “La gente suele utilizar la lluvia como indicador de sequía porque es más fácil de medir. Pero hay otros tipos de sequía y cada uno tiene sus propios impactos -expicó el coautor del estudio, el profesor Hoori Ajami-. Necesitábamos una nueva forma de ver cuánto tiempo tarda una forma de sequía en convertirse en otra”.

Las sequías se pueden agrupar en cuatro tipos básicos: meteorológicas o climatológicas, hidrológicas, agrícolas y socioeconómicas. En general, este hecho suele comenzar con una de la primera clase, correspondiente a períodos de déficit de precipitaciones en una región, y luego se propaga a lo largo del ciclo hidrológico dando lugar a diferentes clases. En particular, una sequía hidrológica asociada con un bajo caudal puede ocurrir lentamente y durar meses o años, causando impactos devastadores en los ecosistemas y muchos sectores económicos.

Los investigadores señalaron que el flujo base es parte de una categoría llamada sequía hidrológica, que tiene implicaciones significativas para la disponibilidad de agua para el consumo, el riego y la higiene. También afecta considerablemente la salud de la vida silvestre, las plantas y los ecosistemas en general. Lo que es más serio, la grave sequía hidrológica representa una amenaza para la estabilidad de la infraestructura.

Fuente: Infobae.com

La sequía que afectó Uruguay el último año dejó pérdidas de cerca del 3% del PIB

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Entre el 24 de octubre de 2022 y el 31 de diciembre de 2023, Uruguay estuvo bajo emergencia agropecuaria. La sequía afectó al país durante buena parte de la gestión de Luis Lacalle Pou y se agravó en el último año, lo que llevó al gobierno a decretar ese estado crítico que habilitó la entrega de apoyos estatales especiales para los productores más perjudicados.

A mediados de año, el déficit hídrico en el país tuvo su efecto más notorio cuando el agua del suministro público de Montevideo pasó a ser salada y el gobierno debió apurar medidas paliativas para atravesar la peor etapa.

Los niveles de lluvias del último tramo del año permitió que las reservas de agua alcanzaran sus niveles normales, aunque hay algunos sectores que siguen afectados. Si bien la emergencia agropecuaria en general terminó, el gobierno extendió la declaración para el rubro hortícola y frutícola hasta fines de marzo.

Superada la emergencia, el Poder Ejecutivo hizo un balance del costo económico que generó la sequía en el país. El informe Impactos del déficit hídrico 2022-2023 en la producción agropecuaria muestra que la sequía que atravesó el país generó pérdidas que rondan el 3% del Producto Interno Bruto (PIB) del país.

El informe –consignado en La Diaria– estima el rojo en el sector en USD 1.883 millones, una cifra que contempla los perjuicios que “se podrían efectivizar en los próximos meses”. Este déficit es atribuido al resultado de la poca cantidad de lluvias así como otras condiciones que afectan al “estado hídrico de los suelos y de la vegetación”. Hubo, a su vez, “temperaturas medias y evapotranspiración por encima de lo normal”.

El rubro más afectado fue el que comprende la agricultura de secano de verano (que incluye a los cultivos como la soja y el maíz) y que significó un 58,3% del total de las pérdidas (algo más de USD 1.000 millones). Esto se debe a que se recolectaron 2,5 millones de toneladas menos de lo esperado y a que hubo un retraso en la cosecha, que derivó en la reducción de los tiempos “óptimos” de siembra.

En el rubro ganadero, en tanto, las pérdidas totalizaron los USD 287 millones, explicados por una caída en la cantidad de nacimiento de terneros y una reducción en el volumen de las cabezas de ganado faenadas. En este segmento, la reducción “no ha sido tan significativa” como se esperaba inicialmente.

La forestación, en tanto, estima el déficit en USD 161 millones, que se atribuye a la pérdida de al menos 2.400 hectáreas y a la afectación de otras 26.000.

En el sector lechero el déficit fue de USD 126 millones –explicado por el “incremento” de los costos de la suplementación del ganado–, mientras que la hortifruticultura y la viticultura representaron la menor parte de las pérdidas, con pérdidas de USD 43 millones y USD 12 millones, respectivamente.

Otro informe de la Oficina de Programación y Política Agropecuaria (Opypa) del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) estima que la recaudación impositiva en el agro fue de USD 294 millones, unos USD 45 millones menos que los resultados de 2022. El motivo de este menor ingreso a las arcas públicas es que hubo una reducción en la recaudación por el impuesto a la renta, provocado por una “caída en la actividad”.

Fuente: Infobae.com

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